Los deportistas que se sienten seguros, creen y confían en su capacidad para adquirir una destreza, realizar habilidades y/o producir comportamientos que le permitan desplegar su máximo potencial.
La confianza puede aparecer principalmente en tres modos de acción que repercuten al rendimiento deportivo: Falta, Exceso u Óptima.
FALTA DE CONFIANZA.
El deportista falto de confianza centra su atención en sus debilidades y carencias, por lo que aparecen las dudas, los temores y la ansiedad, con la consiguiente merma de competencias. No puede centrarse en los aspectos relevantes de la actividad y se anticipa a posibles evaluaciones y consecuencias negativas de su actuación, por lo que se dificulta el progreso y el control de las tareas en los entrenamientos y competiciones.
EXCESO DE CONFIANZA.
El deportista que se presenta con una confianza mágica y fantaseada sobre sus habilidades y competencias, se crea una percepción distorsionada de si mismo, pensando erróneamente que no tiene que entrenar y trabajar duro para mejorar, ya que sus especiales cualidades son suficientes.
LA CONFIANZA ÓPTIMA.
Consiste en estar convencido de que se pueden alcanzar los niveles y resultados esperados, de que se puede mejorar y que siempre hay algo que aprender.
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