Si intentamos convencer a los jugadores, no convencemos. Si tenemos el convencimiento, y la ilusión, debemos invitar a la gente a compartir nuestro mensaje: si logramos transmitirlo, seremos convincentes.
La ilusión, el entusiasmo y el convencimiento son las armas para lograr nuestro objetivo: lograr que los jugadores se acerquen (si quieren) y no arrastrarlos hacia nosotros (como suele ser habitual). Contagiar entusiasmo en el discurso es clave, así como evitar afirmaciones categóricas, imperativas o taxativas. El respeto mutuo entre jugador - entrenador implica la aceptación de las discrepancias y la posibilidad de compartir opiniones, respetando visiones
Respetar la libertad de las personas es la única manera de conseguir su convencimiento. Invitar a compartir nuestro mensaje, sin arrastrar ni empujar a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario