"Cada uno puede ser tan bueno como quiera, sólo tienes que poner tiempo y dedicación [...]. Dios le da a cada uno un talento único y es tu trabajo llevar este talento a otro nivel"
Muchos nunca hubieramos pensado que estas palabras podrían venir de Allen Iverson, pero así han sido y parece que muestran una cara diferente a la estamos acostumbrados a ver de las megaestrellas de la NBA, donde la prepotencia y la soberbia se desbordan y son pocos ( o así parece) los que se sinceran y descubren que el éxito pasa por el sacrificio y el esfuerzo personal.
El talento del deportista es fundamental para el éxito, no cabe duda, pero sin el trabajo diario, la capacidad de superación personal y el esfuerzo de mejorar en cada entrenamiento no es posible alcanzar las metas deseadas.
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