
Como decía Pepe Laso: "la pasión es el brillo en los ojos".
El proceso del entrenador corresponde a un conjunto de acciones que, junto a esa pasión, nos lleva a fluir de las experiencias en el deporte.
Estas acciones son: observar, analizar, reflexionar y diagnosticar.
Si el proceso no cumple estas acciones, ya no hablaríamos de proceso como tal, sino del manejo de costumbres y por tanto de copiar, repetir,... y no avanzar. De ahí la grandeza del "proceso del entrenador", que tras diagnosticar sigue observando para volver a analizar y así poder ir mejorando en su propia actividad.
De hecho, aquel entrenador que es capaz de utilizar el argumento adecuado en el momento que corresponde es un entrenador con conocimiento. Y el dominio de éste le llevará la sabiduría, eso sí, nunca creyendo que todo se sabe, puesto que el proceso no termina nunca y todo es analizable y mejorable.
[apuntes propios sobre la conferencia de Pepe Laso "El baloncesto es un juego individual", en Alcobendas - junio 2010]
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