En los últimos campeonatos la seleccion española de baloncesto siempre ha tenido su momento de brillo, más temprano o más tardío, pero siempre a tiempo para dar un paso adelante (y luchar por metal).
Ahora debía aparecer, con algunas dudas por el estado de forma de alguno de los jugadores como Ricky, Rudy o Marc, que parecen no estar fluyendo como nos tienen acostumbrados, aunque sin perder sus destellos de indudable calidad. Ante esto, el otro problema hasta el momento ha sido la aportación de los jugadores de rotación: Sergio Llull sin tener la forma deseada por su lesión de final de temporada, Felipe Reyes arrastrando problemas en las cervicales, y con Raül López re-enganchándose al juego a marchas forzadas. Si a todo esto le sumamos que Scariolo y su staff se han llevado a dos jugadores únicamente para "premiarlos" por sus excelentes rendimientos en sus equipos de orígen (San Emeterio y Claver) pero que no cuentan para nada y han cogido el rol de "toalleros", resulta que tenemos un grupo de jugadores que deben apelar al coraje y la casta para afrontar los partidos con garantías.
Así fue contra Grecia, encomendada ésta a "san Spanoulis", que se vió superada por el coraje de los jugadores españoles dinamitado por los destellos de calidad de Navarro y Rudy. Mención especial esta vez para Scariolo por plantear una defensa zonal implacable que los helenos no supieron atacar, dándole la vuelta al partido.
Superado el obstáculo griego, ahora espera Serbia, con Tedodosic y Krstic al frente, por lo que se antoja unos duelos apasionantes entre el primero y Ricky y el segundo y Marc. Luego también la aportación de Fran Vázquez (parece que está recuperando el nivel reboteador habitual) y más sabiendo los problemas físicos de Reyes. Los serbios son un equipo joven, con ambición y gran talento, y muy bien organizados por uno de los clásicos de los banquillos europeos, el maestro Dusan Ivkovic.
La próxima cita, el miércoles.
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